Junto a los Jardines de Babilonia
lloraba la tierna Roxana, era su voz
su paso tan distante, como la fría madrugada.
Eran sus ojos equidistantes,
los que más añoraba,el abrazo cotidiano
con que él su amor le demostraba.
No valía la corona,ni las rosas, ni la fama
solo quería los besos que a sus labios le faltaban
besos de tierno amante,besos de amor, besos del alma.
febrero de 2003
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