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sábado, 25 de febrero de 2012

APENAS...

Apenas la mañana esté templada
iré hasta el encuentro de tus huesos,
será como si el sol ya no alumbrará
será como si no hubiese flor en los  cerezos.

Será tal la palidez que me consuma
que pronto impertérrita me marche,
jamás sabrás que tanto estandarte
acabe con la vida y me desarme.

Si puedes esta noche oye los mirlos.
Si acaso un aguzado grito de invidente.
Sabrás que ya no soy, la más paciente,
ni espero tu presencia entre los silos.

Apuraré la marcha en esta hora,
y no sabrás jamás de éstas mi huellas.
Si bien suspiraré junto a la aurora,
no olvides que me negaste tu presencia.

enero 2006