Si algo esperaba de la vida era un simple abrazo tuyo. No porque me
hagan falta tus brazos, sino porque me hace falta la tibieza de tu
alma. Pero cuando no llegaste y ni siquiera asomaste a mi ventana la
punta de tus alas, supe que ya no serían valederas las excusas
desilachadas. Alguien me enseñó un día que obras son amores , y este
gesto tuyo de pasar por mi puerta en inconclusa revolución de
palomas,sin invitarme a levantar el vuelo, desató el dolor incólume
de por fin abrir los ojos como la menguante luna, y saber que no
existo para ti, más que como un número adosado cuando lo recuerdas, o
como un simple papel algo ajado a la vista. Y fue así como caminé
con el alma vuelta girones, hacia mis patios interiores. Y en el
concierto de aquel grillo, me abandoné a ser en tu memoria sólo el
recuerdo frágil de un halo de luz, que pasó como una caricia breve de
calor por la cual nunca llegaste realmente a interesarte.
18/3/2007
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