El fue quién llegó en medio
de su soledad sincopada,
la llevó en sus tibios brazos
hacia ignotas playas.
Apaciguó, con su canto
sus miedos y fallas
y atravesó los dinteles
hasta llegar a su cama.
Incendió nuevos caminos
con su dulce metralla.
Y cuando decidió irse,
no volvió la mirada.
Quedóse ella sola,
tan sola, triste y callada
que desde entonces Golondrina
del sur parece su alma.
be bj
21 SEPT 2005
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