Nada puede
el Amor en el laberinto
do
habita distante el minotauro.
Ni la bola
de seda, ni el agudo llanto
ni las
largas esperas en el quebranto.
Solo ruedan
ahí los días grises
y las rosas
no son rosas de plástico.
Llorarán
hasta morir sin cicatrices
Éter
vuelven a ser, entre sus labios.
No se
escucha el sonido de los cenzontles,
ni se oye
el zorzal, que alto vuela.
Solo se oye
un murmullo de esos innobles
caballeros
que cortan cabeza y todo rueda.
Ya las
nubes no lloran, ni el viento aúlla
ni los
lobos componen canción de cuna.
Se escuchan pasos distantes, rumor de olas
Cual
barquilla quebrada entre la bruma.
Be bj
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