Tus mentiras ya me hartaron la paciencia.
Ya parecen como el valle de la luna,
donde todo está desértico y no hay una
flor que en ella crezca libre en las alturas.
Asemejan a esos cactus que aunque bellos.
siguen siempre con espinas que no notas,
que se entierran cual si fueran una gota
que destruye la razón y el alma pura.
Es por ello que hoy entorno mis ventanas
de tus silos me alejo...Enseguida.
Ya no eres bosque, muérdago ni agua
eres solo una mueca triste y vana.
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